En el marco de complejidad que caracteriza al panorama empresarial actual, muchas organizaciones están reconociendo, cada vez más, la importancia de los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en sus operaciones.
Dentro de este contexto, los reportes ESG han surgido como una herramienta imprescindible para medir y comunicar las prácticas y el desempeño de sostenibilidad.
En definitiva, estos reportes sirven como un medio para comunicar transparencia y responsabilidad a todas las partes interesadas, como inversores, clientes, empleados, reguladores y comunidades.
Sin la asistencia de instrumentos idóneos, como lo son estos reportes ESG, la tarea de proporcionar información integral sobre el impacto ambiental de una organización, sus iniciativas sociales y sus prácticas de gobernanza, se convertiría en una tarea titánica, propensa a errores y cargada de imprecisiones.
Al divulgar datos relevantes sobre ESG a través de estos reportes, las organizaciones ofrecen información sobre cómo están gestionando los riesgos relacionados con el cambio climático, la escasez de recursos naturales, las relaciones laborales, la gestión de la cadena de suministro, la diversidad en los consejos directivos, entre otras áreas clave.
Recopilar datos relevantes y analizarlos requiere de tiempo y muchos recursos. Con frecuencia, las organizaciones encuentran difícil obtener datos precisos sobre su desempeño ambiental o impacto social. Esta dificultad surge de factores como fuentes de datos fragmentadas en diferentes departamentos o falta de métricas estandarizadas.
La sobrecarga de información es otro desafío que enfrentan las organizaciones al crear informes ESG. Con un número creciente de partes interesadas exigiendo transparencia a las empresas en múltiples aspectos, existe el riesgo de abrumar a los lectores con información excesiva que puede no ser relevante o significativa para su sector.
Marco de alcance de los reportes ESG
Las partes interesadas que interactúan con estos informes varían ampliamente según la naturaleza de las operaciones de una organización. Por ejemplo, los inversores institucionales pueden depender de los datos ESG para tomar decisiones de inversión que se alineen con sus objetivos de sostenibilidad.
Por otra parte, los clientes corporativos pueden utilizar estos reportes para evaluar a los proveedores según criterios éticos. Los integrantes de las comunidades pueden buscar información sobre el impacto de una organización en las economías locales o su huella ambiental. Los entes reguladores pueden evaluar si una empresa cumple con los requisitos legales relacionados con temas ESG.
Comprender el valor de la materialidad es esencial cuando se trata de crear informes ESG efectivos y configurados para atender los requerimientos de información específicos para cada grupo de interés. Entendiendo que la materialidad se refiere a la relevancia o importancia de un tema o aspecto dentro del contexto de las operaciones de una empresa y su impacto en las distintas partes interesadas.
En los informes ESG, la materialidad juega un papel crucial al determinar qué temas son más significativos según las particularidades de cada stakeholder.
Tradicionalmente, las organizaciones han adoptado un enfoque dual conocido como doble materialidad al evaluar sus impactos en sostenibilidad. La doble materialidad considera tanto los impactos externos en la sociedad y el medio ambiente causados por las actividades de una organización (hacia afuera) como los impactos internos en la propia organización debido a las expectativas sociales (hacia adentro).
La visión del Global Reporting Initiative (GRI)
GRI, es un tipo de estándar de informe ESG que desde 2021 propone un cambio relevante: dirigirse hacia una única materialidad. Esto quiere decir que se centra principalmente en los impactos hacia afuera que están directamente vinculados a las actividades principales de una organización.
Este cambio refleja el reconocimiento creciente de que las organizaciones deben informar sobre temas que son más relevantes desde la perspectiva de las partes interesadas externas que dependen de esta información para avanzar hacia la toma de decisiones.
La transición de la doble materialidad a la única materialidad tiene varias implicaciones para las prácticas de divulgación. En primer lugar, alienta a las organizaciones a alinear sus estrategias de sostenibilidad con sus actividades principales y cadenas de valor. Esto asegura que estas consideraciones se integren en las operaciones diarias en lugar de tratarse como entidades separadas.
En segundo lugar, la única materialidad facilita una comunicación más clara entre las empresas y sus partes interesadas al centrarse de manera mucho más específica en temas que tienen un mayor impacto en la sociedad y el medio ambiente.
Además, la única materialidad permite a las organizaciones priorizar esfuerzos y asignar recursos eficazmente, asegurando que sus acciones estén centradas en las áreas que tienen el mayor impacto dentro de sus operaciones.
Para llevar a cabo estudios de materialidad efectivos, las organizaciones necesitan involucrar a sus partes interesadas mediante procesos de consulta. Esto incluye interactuar con clientes, empleados, inversionistas, proveedores y comunidades para obtener información sobre sus expectativas e inquietudes con respecto a los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza.
Además, es crucial que las empresas consideren las tendencias y marcos globales emergentes al determinar los temas materiales. Algunos factores son puntos focales vitales en este proceso, como las estrategias de mitigación del cambio climático, las consideraciones de derechos humanos en las cadenas de suministro, y las iniciativas de diversidad e inclusión.
Obligaciones legales y riesgos de reputación
Si bien actualmente no existe legislación que exija estándares específicos para la presentación de reportes ESG, las organizaciones aún pueden beneficiarse al presentar informes precisos y actualizados con fines de gestión de reputación.
La ausencia de requisitos regulatorios no significa que las organizaciones estén exentas de presentar reportes ESG. De hecho, muchos stakeholders esperan transparencia y responsabilidad en estos aspectos.
Un punto a considerar es el potencial riesgo reputacional asociado con descuidar o tergiversar las obligaciones legales relacionadas con la presentación de información ESG.
En un mundo interconectado como el nuestro, donde la información viaja a velocidad vertiginosa, cualquier discrepancia u omisión en las prácticas sostenibles de una organización puede convertirse rápidamente en conocimiento público y, en consecuencia, llevar a una pérdida de credibilidad y confianza entre los grupos interesados, dañando la reputación de la organización y, potencialmente, afectar su viabilidad a largo plazo.
Aunque actualmente puede no haber legislación específica que exija ciertos estándares de presentación, es importante mantenerse vigilantes ya que los marcos regulatorios evolucionan. A medida que los gobiernos en todo el mundo reconocen la importancia de los problemas de sostenibilidad, es probable que se introduzcan regulaciones más estrictas en el futuro.
Mejorar la recopilación y análisis de datos requiere de la integración de sistemas sólidos, bajo la asistencia de aplicaciones que posibiliten el registro, la organización y respaldo de todo lo requerido para analizar y redactar la reportabilidad anual. Por lo tanto, las empresas deben invertir en soluciones tecnológicas que puedan agilizar los procesos de extracción de datos, minimizar errores y proporcionar información en tiempo real para contar con reportes que respalden la toma decisiones, creados para atender las particularidades de cada grupo de interés.
Para mitigar posibles riesgos, las organizaciones deben priorizar prácticas efectivas en la presentación de los informes y sumar a sus estrategias herramientas con un alcance integral que faciliten la construcción de este tipo de reportes.
Esto incluye garantizar que toda la información relevante para cada grupo de interés forme parte de los reportes, al tiempo que se adhieran a marcos reconocidos como los estándares GRI o las pautas de presentación integrada.
De igual manera, al anticiparse a los posibles cambios regulatorios, las organizaciones pueden posicionarse como líderes en la presentación de reportes de sostenibilidad. Este enfoque proactivo no solo les ayuda a evitar posibles problemas legales, sino que también demuestra su compromiso con prácticas responsables y mejoran su reputación como entidades éticas.